Viernes, 03 de Mayo 2024
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España UPEyDE Titulo: Un fantasma (político) recorre España. Texto: Un amigo me ha sugerido este título para explicar lo que está ocurriendo en estos últimos días en relación con nuestro partido. Resulta que una ingente cantidad de voceros políticos y mediáticos han descubierto que no pueden ignorar por más tiempo nuestra existencia. Aquellos que se han pasado años haciendo lo posible para taparnos, no prestando la más mínima atención a nuestras propuestas, silenciando nuestro discurso y nuestras iniciativas, han decidido reinventarse lo que somos y lo que hemos venido haciendo mientras ellos se empeñaban en tapar nuestra voz. Los manipuladores de turno (de turno de oficio, mediático y político) tienen a su favor que como en las cadenas o espacios en los que hablan o escriben cuenca han hablado de nosotros –ni apenas hemos hablado nosotros mismos, salvo cortes mínimos y muy espaciados- los habituales oyentes, espectadores o lectores no tienen más información que la que ellos mismos les quieren dar. Así nos encontramos con que millones de españoles han descubierto ahora que UPyD se presentó a las elecciones en Asturias; y/o que tenemos concejales en toda España; y/o que en algunos municipios fuimos clave para la composición de mayorías alternativas. La verdad es que todo lo que está pasando, he de decirlo, me llena de regocijo. Si no fuera porque muchos ciudadanos se sienten ofendidos por el trato (antes y después de las elecciones), sólo por ver la rabia contenida (o no tanto) con que hablan de nosotros, el afán frustrado por borrarnos del mapa, el empeño con el que buscan descalificarnos mintiendo sin ningún tipo de decoro, la impotencia con la que dejan caer eso de que dependerá del único diputado de UPyD…, merece la pena haber sufrido el ostracismo previo y el odio descalificador posterior. Me pregunto qué les hemos hecho a un periodista como el director de TVE 24 horas, Xavier Fortes para que organice una manipulación tan burda contra nuestro partido. ¿Quién le paga a este señor su salario? ¿Para qué le pagan? ¿Manipular es algún plus desconocido que entra en su sueldo? ¿No es consciente de que con su actitud desacredita a los buenos profesionales de la RTVE pública que son, por cierto, la inmensa mayoría? ¿No le importa ofender la inteligencia de los espectadores? ¿No le importa ofender a más de un millón cien mil ciudadanos que, porque nos dieron su confianza informada, saben que está mintiendo de forma descarada? ¿No le dará vergüenza mirarse al espejo por la mañana? Las cosas son muy sencillas, por otra parte. El establishment no está acostumbrado a que un partido político diga lo que va a hacer y lo haga cuando tiene la oportunidad. No están acostumbrados a que demostremos en la práctica que se puede hacer política de otra manera. No están acostumbrados a que cumplamos nuestros compromisos: no negociaremos otra cosa que políticas. Y si no hay acuerdo en base a políticas, el resultado de quien gobierna en cada institución dependerá de lo que establezca la ley electoral. En los ayuntamientos, si no hay acuerdos ni nadie tiene mayoría absoluta, según establece la Ley de Bases de Régimen Local, es elegido Alcalde el numero uno de la lista más votada. Por eso en mayo de 2011 y ante la ausencia de acuerdos de UPyD con el PSOE o el PP en los ayuntamientos en los que nuestros conejales rompían el empate (PSOE + IU frente a PP) nuestra abstención tuvo como consecuencia que en aplicación de la ley fueran investidos alcaldes quienes encabezaban la candidatura con más votos. Ahora llega lo de Asturias y quienes en aquel entonces reclamaban que apoyáramos sin acuerdo a los unos u a los otros nos exigen que apoyemos sin acuerdo a los unos o a los otros. Y esgrimen cualquier tipo de argumento: ese falso de que nuestro compromiso por la lista más votada está hasta en nuestros estatutos (no se me asusten, lo he oído) o ese otro en sentido contrario de que no podemos permitir que gobierne quien, supuestamente, está en nuestras antípodas ideológicas. Por cierto, según la Ley Electoral y el Estatuto de Autonomía del Principado, el empate en el Parlamento autonómico conduce a la repetición de elecciones al cabo de dos meses de la primera votación. Aviso para navegantes: si eso se produce la responsabilidad jamás la tendrá el partido que tiene un diputado y que está pidiendo desde el primer momento un acuerdo de amplia base para que Asturias afronte con éxito y en clave nacional la salida de la crisis y su futuro desarrollo. Esto de la ideología también tiene su gracia. En el mismo día y por las mismas propuestas (desde la ilegalización de Amaiur hasta la reforma de la ley electoral, pasando por la lucha contra la corrupción política, la reforma del Estado para acabar con los despilfarros y las duplicidades, la supresión de los privilegios políticos o la supresión de los privilegios fiscales) nos llaman de todo: derecha extrema, extrema izquierda, centralistas, demagogos, nacionalistas españoles… Hay quien no quiere comprender que nuestra ideología son nuestras propuestas, por ellas y con ellas nos definimos. No necesitamos un adjetivo para escondernos detrás de él y evitar pronunciarnos en cada momentos con y por lo que consideramos justo y progresista, en el verdadero sentido de lo que eso significa. Nos dicen que ha llegado la hora de que nos mojemos… Me hace gracia; como si no fuera eso lo que hemos venido haciendo desde que nacimos. Nos hemos mojado con todas y cada una de nuestras propuestas; y nos ha importado un pimiento la ristra de calificativos que les han merecido a los unos y a los otros. Por poner otro ejemplo: si reclamar para el Estado ala competencia en materia educativa a unos les parece centralista y de derechas y a otros demasiado intervencionista y de izquierdas… pues es su problema. A nosotros no nos importan los calificativos, lo que nos importa es que la educación vuelva a ser el principal instrumento de cohesión e igualdad para el conjunto de los ciudadanos españoles; y por eso proponemos que sea competencia del estado. O sea, que quienes se tienen que aclarar son ellos, los que desde la política y/o diversos medios de comunicación se han empeñado en ocultarnos y en tergiversar lo que es UPyD. Los que se tienen que aclarar son quienes se empeñan en dividir a los españoles en rojos y azules, sin querer comprender que la sociedad española del siglo XX es mucho más que dos adjetivos que se ponen sobre la mesa para descalificar al otro y para cavar trincheras y levantar fronteras entre ciudadanos. Unión Progreso y Democracia es el único partido español del Siglo XXI: un partido político nacional, progresista y transversal; un partido empeñado en romper bloques, en promover el pensamiento crítico y el libre albedrío; un partido que busca que le califiquen por lo que hace y no por lo que dice que es. Somos un partido que nacimos para defender lo que tienen en común la inmensa mayoría de españoles; para defender los grandes valores y los grandes acuerdos en materias que no son negociables, como la libertad, la igualdad, la justicia y la cohesión entre ciudadanos y territorios. Creemos en la existencia de una tercera España, definida hace más de un siglo, que sigue buscando un espacio para hacerse visible también en las instituciones políticas y democráticas. Por eso, porque para eso hemos nacido, defenderemos en Asturias un gran pacto en base a ideas que nos permitan enfrentarnos a los graves problemas que sufre el conjunto de España y también esa región. Un pacto en clave nacional, como dije; porque la solución a la triple crisis (política, económica y social) no es de izquierdas ni de derechas. La solución es democrática, es política y es de estado. Haremos todo lo que esté en nuestra mano para que así sea. España no está para frentes ni para bloques; los españoles necesitan políticos capaces de buscar el máximo denominador común. Esa es nuestra tarea y ese es nuestro compromiso. Seremos transparentes y responsables. Y les aseguro que no defraudaremos la confianza de aquellos que, nos hayan votado a no, saben que justo lo que defendemos es el interés general, el único patriotismo que merece ser llamado como tal. Rosa Díez.